Desde que un producto sale de fábrica, protegerlo se vuelve crucial, pues hacerlo no solo evita la pérdida de dinero, sino también que se generen retrasos y una clara insatisfacción de los clientes. Por todo esto, conocer los tipos de embalaje que sirven para preservar su calidad a lo largo de todo su trayecto, y saber aprovecharlos, es indispensable.
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Para nadie es un secreto que cuando las mercancías emprenden su viaje hacia los mercados extranjeros, posiblemente deban enfrentarse a diversos desafíos logísticos y climáticos. Así que, independientemente de que suceda o no, el uso de un embalaje robusto y seguro se vuelve fundamental y un elemento clave para impedir que se dañen.
En este sentido, su misión recae en prevenir accidentes, salvaguardar su integridad y actuar como un escudo protector contra golpes, humedad y condiciones adversas, de tal manera que garantice que lleguen en perfectas condiciones hasta las manos del consumidor final.
Ahora bien, algo que debes tener presente es que el embalaje no es sinónimo de empaque; aunque a simple vista parezca que cumplen la misma función, no son lo mismo.
Mientras que el empaque contiene o envuelve cada producto por individual y tiene contacto directo con él para garantizar su integridad y presentación adecuada, el embalaje solo tiene contacto con el empaque y su función principal es garantizar su eficiente manipulación durante el transporte. En sí, el primero cumple fines de mercadeo (tiene información como etiquetas, códigos de barras y datos del producto), y el segundo, se centra en seguridad.
Y para que lo comprendas mejor, te compartimos algunas buenas prácticas de empaque para que identifiques su diferencia con el embalaje:
Aclarado lo anterior, ahora podemos decir que las características del embalaje se enfocan en:
Respecto a los tipos de embalaje que se usan para resguardar las mercancías, podemos identificar varios cuyas diferencias principales son su material y diseño, pues dependiendo de la naturaleza de los productos, deben cumplir ciertos requisitos para su protección. Por todo esto, se clasifican de la siguiente manera:
Y, aunque todos cumplen su función, la realidad es que también se han enfrentado a críticas por su impacto ambiental por parte de la sociedad, gobierno y hasta de los mismos consumidores. Por ello, hoy se apuesta cada vez más por el desarrollo de embalajes sostenibles, biodegradables y reciclables.
Empresas como NetApp, por ejemplo, están centrando sus esfuerzos en el diseño de innovaciones en embalaje para que se puedan reciclar mejor y sean más resistentes. Su propósito es ofrecer soluciones con un alto porcentaje de materiales reciclables y renovables para ayudar a las compañías a responder a la demanda y a la vez, reducir su huella de carbono.
Para esto no hay una respuesta definitiva, durante la selección del embalaje se deben considerar factores como las regulaciones locales e internacionales, el tipo de producto, el medio de transporte y el nivel de protección necesario. Al final, invertir en el adecuado fortalecerá la reputación del comerciante, y también, promoverá prácticas comerciales eficientes y éticas a nivel global.
Como puedes notar, el embalaje es un componente más de tus estrategias comerciales internacionales, por lo que en vez de ser visto como la caja que lleva tus productos, es fundamental que lo empieces a considerar como la cara de tu empresa frente al mercado global, como una garantía de seguridad y en sí, como un elemento clave más que impulsa tu eficiencia logística y sostenibilidad. Si ya lo haces, ¡felicidades!, vas por buen camino, pero si aún no, es buen momento para que te lo replantees. 😉